Hace poco me hicieron esta pregunta, y aunque a priori la respuesta podría parecer sencilla para muchos, para mi es algo más compleja, por eso decidí hacer esta pequeña reflexión que aquí os dejo:
Bajo mi punto de vista
un periodista se hace, pero, en ocasiones, también nace. Probablemente este último sería
mi caso. Desde bien pequeña he sabido que me quería dedicar a esta profesión,
mi meta futura es ser una buena periodista. Para mí el periodismo no es solo
una profesión, sino también una forma de vida, que se enriquece gracias a lo
que voy llamo “espíritu del periodista”.
El espíritu del
periodista es aquel que hace que una persona vaya por la vida siempre con los
ojos bien abiertos, prestando atención a lo que ocurre a su alrededor; con una
curiosidad atroz por su entorno; buscando siempre más allá de lo que ve; en un estado de alerta constante, analizando
cada hecho, cuestionándolo y buscando ese punto noticioso o simplemente ese
punto de curiosidad para después darlo a conocer y contagiar esa curiosidad al
resto de personas. Estas cuestiones
fueron las que me hicieron darme cuenta de que esta era mi profesión.
Creo que las bases de
todo periodista son esa curiosidad y esas ganas de comunicar, ese espíritu
crítico, esa avidez por saber todo lo que pasa a su alrededor y ese afán que le lleva a no conformarse con
lo que sabe y querer saber siempre más.
Pero claro, no es suficiente
con tener ese espíritu, esa curiosidad. Para ser periodista hay que estar
perfectamente formado en muchas disciplinas. Un buen periodista requiere de un
incesante reciclaje personal. Debe estar en continua formación, siempre en
consonancia con la actualidad, siempre al día de las nuevas tecnologías y de
las nuevas técnicas de su profesión. Algo que como todos sabemos, se ha
agudizado inmensamente con la llegada de Internet y las nuevas tecnologías.
Terminar la carrera de
periodismo no significa ser periodista, eso es algo que está bastante claro.
Ser periodista es mucho más. Actualmente el triunfo del periodista se encuentra
en su especialización en un ámbito o área determinada. El periodista debe conocer
un mínimo de todas las especializaciones, pero debe ser especialista en una
pequeña parcela de la realidad. Y hacer accesible a la audiencia toda esa
información.
Todo ello requiere de
una gran responsabilidad. Esta es, bajo mi punto de vista, otra de las
características que deberían ser intrínsecas a todo periodista. Los periodistas
muchas veces nos convertimos en la voz de muchas personas, de muchas causas y
de muchos acontecimientos. El contar todo ello con neutralidad, de forma
verídica e imparcial y dando la libertad a nuestro oyente, o a nuestro lector,
para que tome su propia postura respecto de lo que le contamos es, por tanto, una
gran responsabilidad.
Ya he señalado brevemente
algunos de los rasgos más importantes que deberían caracterizar a todo buen
periodista (curiosidad, espíritu crítico, buena formación, responsabilidad,
etc). Ahora me gustaría dar cuenta, de forma muy resumida, de los objetivos que
debemos perseguir los periodistas durante el ejercicio de nuestra profesión.
Uno de los principales
objetivos del periodista es vigilar a los poderes y denunciar los abusos,
siempre con rigor, independencia, pluralidad y honestidad. Ya lo decía la
periodista estadounidense Amy GoodMan “el deber del informador es ir donde está
el silencio”. También el célebre Joseph Pulitzer constató esto cuando afirmó
que, "Aquí no toleramos los errores y cuando los descubrimos no
descansamos hasta corregirlos".
Con esta cita quiero
destacar que el periodista cumple igualmente una función social, y por tanto, debe
buscar siempre el interés general y hacer historia, (el periodista es también
el “historiador del presente”) denunciando y dando a conocer aquellos hechos
que, de no ser por la valentía de algunos periodista, pasarían desapercibidos.
Debemos contribuir a hacer una sociedad mejor, y tenemos la ventaja de que
podemos llegar al gran público de manera fácil y accesible. Y esa ventaja,
debemos utilizarla honradamente, no para manipular, sino para hacer tomar
conciencia al resto del mundo.
De ello quiso hacer eco
Ryszard Kapuscinski, al manifestar, en su recomendable libro, Los cínicos no sirven para este oficio,
que para ser periodista es necesario ser también buena persona. Y como buenos
periodistas y buenas personas que somos, debemos empatizar con el resto del
mundo y, como expongo anteriormente, colaborar por construir una sociedad
mejor.
Podría escribir un libro
entero sobre esta tema. Pero la capacidad de síntesis es otra de las características
que deben definirnos, por lo que concluyo expresando mi tristeza por lo
infravalorada que, en muchas ocasiones, se encuentra nuestra profesión; y
expresando igualmente mi espíritu y motivación por hacer que esto cambie.
Con esta pequeña
entrada he tratado de contribuir de alguna forma a ello, por lo que espero que
aquel que me lea, entienda o trate de entender, que los periodistas somos
necesarios, y que el buen periodismo es vital, ahora y siempre.